Desde que el mundo es mundo, las personas hemos ido clasificando, categorizando y etiquetando todo. La psicología afirma que lo hacemos por una cuestión de supervivencia y optimización. Para nuestro cerebro es más fácil asignar una etiqueta porque nos permite reconocer o asociar algo rápidamente y puede gastar su energía y enfocar la atención en otros procesos. Así, la profesión de la programación no se queda fuera del saco y ha adquirido un halo peculiar. Y, cuando hablamos de la profesión, hablamos también de los propios profesionales que la ejercen.
En el imaginario colectivo se extienden una serie de creencias y asociaciones que no son exactamente ciertas, pero que el cine y la televisión se ha encargado de trasladarnos.
Con este artículo tenemos la intención de desmitificar todo lo que se cree sobre los desarrolladores y la profesión. Veréis que no es necesario ser Pitágoras o Toni Stark para poder ser programador.
Hace falta ser un genio con las matemáticas
Solemos pensar que la programación requiere tener una mente brillante, requiere dominar los números (y concretamente las matemáticas) y tener conocimientos avanzados de informática. Y eso si no mencionamos las connotaciones negativas que se le han atribuido a quien desempeña labores en el campo: nerd, freak, cerebrito, viciado y una larga lista de adjetivos que distan mucho de ser obligatorios para programar.
Pues bien, queremos aclarar que, en realidad, la programación se sirve de lenguajes (HTML, CSS, JavaScript, Python, React, C++, etc.) con sus respectivas sintaxis, es decir, con un conjunto de reglas que definen las secuencias correctas de los elementos de un lenguaje de programación. Así que, técnicamente está igual de relacionado con letras que con números.
Lo cierto es que no existe una proporción directa entre tus conocimientos de matemáticas y tus habilidades para programar. En en mayor número de los casos, basta con un nivel básico.
Es muy difícil
Como todo en esta vida, aprender algo nuevo tiene cierta complicación, pero el nivel de dificultad solo viene marcado por tu motivación y la disciplina que estés dispuesto a ponerle. Tal vez ahí esté la verdadera dificultad, en mantenerse motivado, disciplinado y comprometido con el aprendizaje. No es necesario el coeficiente intelectual de Einstein para aprender de esto.
En devCamp llevamos mucho tiempo en el mundo de la programación a personas que jamás se imaginaron en él y hoy están más que capacitados para ejercer de Full Stack Developers. ¿Cómo? Sencillamente empezaron por el bootcamp de Fundamentos de la Programación y siguiendo nuestra fórmula, lograron aprender y darle un giro a su vida. Con el método adecuado y horas de dedicación, la dificultad desaparece.
Es una profesión de hombres
Parece que, en las películas, el personaje atado al ordenador pendiente de todas esas líneas de código siempre suele ser un hombre. Pues el caso es que el primer programa para ordenadores lo escribió Ada Lovelace entre 1842 y 1843.
Es posible que hoy haya menos puestos del sector tecnológico ocupados por mujeres, pero no siempre fue así. De hecho, en los setenta las cosas eran totalmente, al contrario, puesto que capitalizaban las carreras y trabajos relacionados con la programación.
Es algo aburrido y repetitivo
Es posible que programar esté más cerca de ser un arte que de ser una ciencia exacta. Lo que ocurre es que cuando pensamos en ello solo nos viene a la cabeza la parte en la que uno se sienta frente al ordenador para escribir código. Sin embargo, esa es la segunda parte. Previamente se tiene que dar con el problema que vamos a resolver con un programa o una aplicación y dar con la solución. Así que, ¿dónde está lo aburrido y lo repetitivo?
Técnicamente, creamos algo de la nada. Como ya comentamos en el artículo de 6 motivos para aprender a programar, la creatividad juega un papel fundamental en todo esto.
En resumen, no hace falta ser matemático, un cerebrito, hombre y un aburrido para ser programador porque nada del mundo del código está exige nada de eso. La programación no es solo para matemáticos, informáticos o ingenieros. La programación es para todos.